¿Por qué es salado el Mar?
- ibiseducativa
- 9 jul 2024
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Desde la antigüedad, el misterio del origen de la salinidad de los océanos ha intrigado a la humanidad. Tradicionalmente, se pensaba que la principal fuente de sal en los mares y océanos provenía de la erosión continental y el arrastre de sales minerales por parte de los ríos. Sin embargo, en las últimas décadas, este paradigma ha sido cuestionado por investigaciones más profundas que han arrojado nuevas luces sobre este fascinante fenómeno.
Los inicios de la teoría del arrastre fluvial

La idea de que la sal en los océanos se debe al aporte de ríos y arroyos se remonta a los antiguos filósofos griegos. Ya en el siglo IV a.C., Platón y Aristóteles habían propuesto que el agua dulce de los ríos se vuelve salada al entrar en contacto con el mar. Esta teoría se basaba en la observación de que los ríos transportan minerales disueltos desde el interior de los continentes hasta desembocar en los océanos.
A lo largo de los siglos, esta hipótesis fue ganando adeptos. En el siglo XVIII, el naturalista francés Georges-Louis Leclerc, Conde de Buffon, reafirmó esta idea al calcular que, si toda la sal transportada por los ríos del mundo se acumulara en los océanos, bastaría para explicar su salinidad actual.
Más adelante, en el siglo XIX, el geólogo británico Edward Forbes profundizó en esta teoría al proponer que la salinidad de los mares había ido aumentando gradualmente a lo largo de la historia geológica, a medida que los continentes se erosionaban y más sales eran arrastradas por los ríos.
Nuevos hallazgos cuestionan la teoría tradicional

Sin embargo, a finales del siglo XX, investigaciones más detalladas comenzaron a poner en duda esta teoría tradicional. Los científicos notaron que había algunas incongruencias entre los datos observados y las predicciones de este modelo.
Por ejemplo, se calculó que el aporte actual de sales por parte de los ríos del mundo es insuficiente para explicar la enorme cantidad de sal disuelta en los océanos. Además, se observó que la composición química de la sal marina difiere de la de las sales fluviales, lo cual sugiere un origen distinto.
Asimismo, se encontró que la salinidad de los océanos no ha variado significativamente a lo largo de millones de años, a pesar de los procesos erosivos y de arrastre que han afectado a los continentes durante ese lapso. Esto parecía contradecir la noción de un aumento gradual de la salinidad oceánica.
Estos y otros hallazgos llevaron a los investigadores a cuestionar seriamente la validez de la teoría del aporte fluvial como única explicación del origen de la sal marina. Comenzaron a explorar nuevas hipótesis que pudieran dar cuenta de manera más coherente y completa de este misterio.
El papel de los yacimientos subterráneos de sal

Una de las teorías alternativas que cobró fuerza en las últimas décadas plantea que gran parte de la sal que encontramos en los océanos proviene de depósitos subterráneos, formados a lo largo de la historia geológica.
Estos inmensos yacimientos de sal, conocidos como evaporitas, se originan cuando cuerpos de agua marinos o lacustres se secan debido a un clima árido, dejando atrás enormes capas de sales minerales. Posteriormente, estos depósitos pueden ser disueltos y transportados por el agua subterránea, llegando finalmente a los océanos.
Los científicos han encontrado evidencias de que los océanos absorben continuamente sal de estos depósitos subterráneos a través de diversas vías, como:
Disolución de evaporitas bajo los fondos marinos.
Afloramiento de aguas subterráneas ricas en sal en las zonas costeras.
Inyección de salmueras a través de fallas y fracturas en la corteza oceánica.
Se estima que este aporte de sal subterránea podría representar hasta el 40% de la sal presente en los océanos actuales. Por lo tanto, el modelo del arrastre fluvial, si bien sigue siendo relevante, parece insuficiente para explicar la totalidad de la salinidad marina.
Otras fuentes potenciales de sal en los océanos
Además de los depósitos subterráneos, los investigadores han identificado otras posibles fuentes de sal en los océanos:

Emisiones volcánicas: Los volcanes submarinos y las fumarolas hidrotermales expulsan grandes cantidades de compuestos químicos, incluyendo sales minerales, que pueden pasar a formar parte de la composición de las aguas oceánicas.

Meteoritos y polvo cósmico: Se cree que una pequeña pero constante lluvia de partículas procedentes del espacio, que contienen sales, también contribuye a la salinidad de los mares y océanos.

Intercambio con la corteza oceánica: Algunos procesos geoquímicos que tienen lugar en la interfaz entre el agua de mar y la corteza basáltica submarina pueden liberar sales que se disuelven en el océano.

Actividad biológica: Los organismos marinos, como algas y bacterias, pueden extraer iones de los océanos y luego liberarlos nuevamente, alterando ligeramente la composición salina de las aguas.
Aunque la magnitud de estas otras fuentes de sal es generalmente menor en comparación con los aportes fluviales y subterráneos, su estudio ha ayudado a tener una imagen más completa y precisa del origen de la salinidad oceánica.
La búsqueda de un modelo integrador

Actualmente, los científicos coinciden en que el origen de la sal en los océanos no se debe a una sola fuente, sino a la combinación de varios procesos que han actuado a lo largo de la historia geológica del planeta.
Un modelo que parece conciliar mejor los diversos hallazgos empíricos plantea que:
Salinidad oceánica actual = Aporte fluvial + Disolución de evaporitas + Otras fuentes menores
Según este enfoque integrador, la sal presente en los océanos provendría, en proporciones variables, de:
El arrastre continuo de sales minerales disueltas por los ríos que desembocan en los mares.
La disolución gradual de inmensos depósitos subterráneos de evaporitas, formados a lo largo de millones de años.
Otros aportes minoritarios, como las emisiones volcánicas, el polvo cósmico y los procesos biogeoquímicos en la corteza oceánica.
Esta visión más amplia y multifactorial permite explicar de manera más coherente las observaciones realizadas y reconciliar las aparentes contradicciones entre la teoría tradicional y los nuevos hallazgos.
Implicaciones para la comprensión de la Tierra

El estudio del origen de la sal en los océanos no solo tiene importancia en sí mismo, sino que también aporta valiosa información sobre la evolución y el funcionamiento del planeta Tierra a escala global.

Por ejemplo, el hecho de que la salinidad oceánica haya permanecido relativamente estable a lo largo de enormes períodos de tiempo sugiere que debe existir un delicado equilibrio entre los diferentes procesos que aportan y retiran sales de los océanos. Esto ayuda a comprender mejor cómo funciona el ciclo global del agua y de los elementos químicos en nuestro planeta.
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